domingo, 6 de diciembre de 2009

Estoy cansado, tengo miedo, hablo de mí y no solía hablar con desconocidos,
Adoro las distancias, pero detesto extrañar a quien amo,
No quiero ser lo de siempre, el de siempre,
Viajo, lento, vuelvo y nadie me espera,
Nadie quiere hacer de mí algo importante,
El idiota del espejo seguiré siendo yo,
Cuándo amo a la que me ame muchachos...

martes, 17 de noviembre de 2009

CARTA ABIERTA A AMANDA


Querida Amanda:
Tan trillado va esa expresión que son pocas sugerencias las que te pueda traer. No te culpo. No he querido dar las últimas noticias porque seré que serán fatales, pero creo que ha llegado la hora de comenzar a gritar los sentimientos al aire, de dejarte ir y creer que lo que fue un día tarde será para volver a experimentarlo.

Sé que te parezco un egoísta. Como si fuera el único tipo en el que te pudieras fijar por estas fechas. Pero es que te recuerdo tanto que el tiempo tiene muy poco significado para mí. No ayudan las largas tarde y las prolongadas madrugadas en las que Horacio intenta acompañarme y me mira preocupado sin saber qué hacer.

Estoy escribiendo mi segunda novela. Seguro volverás a aparecer y el resto de los muchachos me dirán que soy un mentiroso, que no te he olvidado, que aún te extraño. Sé que lo sospechas: les daría la razón y saldría corriendo porque no aguantaría el valor. No sabría cómo responder a las preguntas de cómo se olvida al amor que fue la parte más importante de tu vida.

Cuéntame cómo es Buenos Aires. ¿Es verdad que en cada esquina uno puede entrar y pedir un cargado? O será que sólo me lo imaginé en mi libro. Pobre Zurda melancolía, hace mucho que no sé de ella, desapareció.

Permíteme contarte algunas cosas. He comenzado mis estudios de posgrado y las cosas están saliendo muy bien. He conocido a muchas personas y parecen ser unos buenos amigos. Pero sabes que no confío mucho en lo que no conozco, así que me doy a la tarea de inventar historias acerca de ellos. Hemos salido repetías veces y conversamos, bebemos cervezas (yo sólo pido pacíficos), comemos chatarra y casi al final el mareo nos indica que es necesario dar por terminada la reunión. El último bar que visitamos fue por un sitio peligroso, tan peligroso que en la misma calle estaban las oficinas de la PGR. Nada que fuera agradable a mi vista.

Me pregunto cuánto realmente me conoces. Durante mucho tiempo yo traté de dar contigo pero no puedo. Alejandro Fado ha sido un testigo fiel en eso. Con él he recorrido muchos kilómetros. Es un gran tipo. Imagínate, insinuó que no te encuentro porque no quiero encontrarte. Abrase visto semejante mentira.

Espero poco a poco contarte tantas cosas. En estos momentos ando en la colonia Nápoles, espero a mi amigo para entregarle sus cosas y poder irme a casa. Pero creo que antes pasaré al casco, caminaré para recordarme que ando mal, que extraño a una mujer que antes estaba a mi lado. La vida es muy ingrata Amanda. Nunca se puede tener todo lo que deseas. Sólo por momentos puedes tener a tu alcance lo que necesitas. Pero de nada sirve, prontamente se termina.

Este es mi blog. La red es del mundo, así que puedes acudir a ella cada vez que lo desees. Responde un día de estos, prometo que la correspondencia será continua. Por estas fechas necesito retroalimentarme por medio de letras, que sigue siendo lo que me mantiene vivo, de pie, con esperanzas, con los deseos ebrios esperando la mañana.

Hasta pronto Amanda.
Josué Dante
Col. Nápoles, D. F.

sábado, 31 de octubre de 2009


VOZ ESTUDIANTIL (Toma II)

a mis amigos: Ismael y Gema, que el corazón reviente si es necesario

Abrimos las puertas para que pasaran, que las cosas siguen como las dejaron. La ventaja de estar muerto es que la memoria adquiere perpetuidad y los años se van convirtiendo en hojas secas de un viejo otoño olvidado. Yo miraba a la distancia pero me sentía tan próximo, bastaba extender el horizonte y atrapar el olor a través de la comisura de mis labios. Bailaban y bailaban, cantaban y cantaban, el sol poco a poco se iba apagando, resistió hasta donde pudo, pero una lluvia hizo que marcara retirada. Justificó su partida diciendo de que ya era tarde, había otras tierras que alumbrar.
Encontré rostros familiares, afortunadamente ya no eran los mismos, dejaron de ser los de siempre y pasaron a ser las miradas más felices de estas fechas, cuando una sonrisa advierte que va acompañada de lo efectos de una crisis que a punto estuvo de hacernos pedazos. No pudo muchachos. Canté, bailaron, vivimos juntos ese gran instante. El CICS UST volvió a abrir sus puertas a los muertos, que déjenme decirles que varios de los que llegaron eran tan míos: mis muertes llegaron.
Pero mi queridísima Gema no pudo llegar, Ismael más presente que nunca, Carlos leyendo un manifiesto (que por cierto, amigo Carlitos, ese manifiesto tiene que ser más contundente y sugerente). Yo canté, viví y besé en cada oportunidad, vi a mis viejos profesores y confirmé la pérdida de una de mis mejores amigas. Y sobre todas estas cosas me volví a acordar que un día fui miembro activo de Voz Estudiantil, que mis esquelas demandaron justicia en varias ocasiones, que fui victima de represiones y fui catalogado de jodido rojo de mierda. Pero esas fechas han cambiado y hoy toca el turno a ellos que más y más son los deseos de comunidad. Afortunadamente no tengo nada que envidiarles, yo también fui parte de esa vieja historia.
Vos Estudiantil ha crecido, me atrevo a decir que por fin está consolidado, alcanzó lo que se planeo en la primera empresa, y toca seguir hacia adelante, palpar el cielo de la libertad en las palabras. La Voz tendrá que reventar las ventanas de la autoridad indiferente, y si fuera necesario el enérgico grito de ¡basta, tocan las armas!, pues no duden en llamarme, les juro que volvería a enlistarme en las filas. Voz tiene diferentes trincheras, yo elegí tres de ellas: la canción consciente, la palabra que escribe en la bandera de la libertad, y la formación académica. Es un deber convertirse en personas críticas y hacer de VE una organización donde la reflexión sea el arma principal, y aunque estos son mis pensamientos, dudo que alguien esté en desacuerdo conmigo. VE se ha convertido en el resguardo del estudiante reprimido, rechazado, discriminado y todas las bajezas humanas y autoritarias.
Pero debo advertir algo, el enemigo no siempre es el que ataca, el peor de ellos es el INDIFERENTE, el que cree que no existe VE. Es a ellos a los que hay que demandar, gritarles en su cara que allí están, que hace falta vivir la verdad para darse cuenta de que los pies están sobre la tierra.
Yo sigo prefiriendo los sueños, las utopías y los castillos en el aire.

Casco de Santo Tomás, D. F
CICS UST
Josué Dante
¡Por la vida Carajo!

miércoles, 21 de octubre de 2009

Me doy a la tarea de redactar la siguiente carta, a pesar de no saber a quién irá dirigido, creo tener la libertad de escribir hasta donde mi imaginación me lo permita, cuando la carrera imaginaba que sería increíble volver a ella y saber que alguien desearía beber café conmigo, podría ser en la cafetería de enfrente, que antes era un simple local donde servían los mejores cargados que había probado en mi vida, hoy no es más que un pequeño cafecito donde las niñas bobas se citan con sus novios, todo se vale en este mundo, incluso que te excluyan, que la vida misma se olvide de ti, finalmente es lamentable la existencia y todo termina por leyes que no creo saber nunca explicar, el caso es que esta cuartilla no tendrá un punto y a parte y seguirá hasta el cansancio, el que lea no sabrá lo que está leyendo porque no dice nada, nada está escrito, como nada es lo que me importa los partidos de futbol en este país, país que no ha hecho otra cosa que subir impuestos y decir que todo esta bien, bien es lo que está mal, la maldad, según la iglesia no es otra cosa que lo que nos desvía del camino, pero cuál camino si el que sigo no tiene final, el final de las cosas no son mejores que sus principios, principios que le hace falta a la sociedad y cada uno de los individuos que habitamos en ella, ella no hizo mucho caso a mis plegarias y cuando por fin tuve la oportunidad de ser feliz apareció diciendo que me quería, quería salir corriendo de la conferencia cuando el ponente señaló que los errores humanos se pagarán poco a poco, poco faltó el verano pasado para descubrirme en medio del alcohol y la marihuana que había sembrado en el jardín de la casa de mi madre, que poca la que tengo, sí, la madre Teresa dijo que hay que amar hasta que duela, dolerá, no lo dudes, nada dura, que duda, quién está hablando ahora, son las cuatro de la tarde y ella no responde al celular, mis células se niegan a alimentarse del aire contaminado, tampoco sé si de eso se alimentan las células, qué tontería estoy diciendo, menos mal que advertí que intento escribir el sueño que soñé mientras dormía que significaba que no estaba despierto, despierten dormilones que la guerra está por empezar y lo que más hace falta son soldados en el frente, mi frente cada vez está más cara, como la gasolina diría mi hermana, se va a Oaxaca a trabajar y no hay quién la detenga, quizá el trafico de la ciudad, quizá la salida hacia puebla, puebla empató contra el América y América ha dejado de ser latina, la tina, donde mi abuela me bañaba cuando era apenas un niño, los niños de la avenida, la venida, qué sabor, qué pasión, todo eso ocurre en mis sueños y no me he enterado de nada, antes ya he dicho que estaba dormido, dormido y no despierto, despierto y no te veo, no te veo y me lo creo, me lo creo porque es verdad, verdaderamente no sé lo que digo pero lo seguiré diciendo, diciendo en verbo, o imperativo, ya no sé, quién sabe, qué puedes saber, cómo sabemos, hasta dónde sabemos, epistemología y preguntas redundantes, como redundante es lo que escribo y creo que sigo sin decir nada, nada pues no sea que te ahogues y los rescatistas no lleguen a tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, se está acabando y el reloj de arena se ha quedado sin arena, el viento llegó y desapareció el reloj, el reloj de Dalí, ese no salva a nadie, ni a mí, mi foto, mi espejo, mi tiempo, mi anecdotario, mi inspiración, mi conspiración, mi canalla, mi mujer, la mujer existirá o simplemente es producto de un símbolo arcaico, lo viejo, lo anticuado, el no le encuentro adjetivo calificativo, calificaciones pone la maestra de la primaria y no se cansa de hacerlo, hacerlo y saborear el cuerpo ajeno al nuestro, de eso se trata, de eso va la vida, la vida es un carnaval, la filósofa no-cubana lo dijo, quién dijo, qué dijo, otra vez epistemología, qué cosa, qué cosas en plural, qué yo, qué tú, qué nosotros, qué vosotros, qué bostezos, qué hueva seguir escribiendo, escribiendo muere el escriba, quien escriba será escritor, Vallejo es un escritor, Saramago es un escritor, yo soy un escritor, todos no somos un escritor, el escritor, el escritorio, allí van las flores de la secretaria, ahora le llaman asistentes, pero en realidad son secretarias que además de ser guapas sirven cafés, rojos, azules, negras, sus faldas son negras, o sus medias, también sus completas, completa la tarea o no te dejo salir a jugar con lo niños de la calle, esos inhalan activo, activo para que bajes de peso, para que no seas gordo, gordo, gordo, le has pegado al gordo, si no compras boleto le seguirás pegando al flaco, mi hermano es flaco, chino, pelusa, pelusa del perro sobre el sofá de Fedra Jauri, como el jugador del atlante, se apellidaba igual, igual a cinco es la suma de dos más dos, son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, yo ya me casé, y cómo no se va a cansar si estuvo haciendo el amor casi toda la noche, apagó el foco pero se quedó con Luz, así se llamaba su novia, que era la novia de su padre que engañaba a su madre cuando madre e hijo iban al mercado a coquetear con el de los melones, melones los que tienen las mujeres de la escuela de economía, dos grandes cosas que qué cosas, las rusas no sabrían qué hacer frente a ellas, quizá volverse lesbianas, ayer vi a dos de ellas en la UAM, estaban hablando de la separación y las novelas, las novelas son las que escribo y no se han publicado, publicado y público, como los baños que son públicos, publico de un auditorio, auditorio, auditoria que se le hace a un empresa y por culpa de eso pueden quebrar, quiebro una rama para encender la hoguera y desnudarte, como Eva, que nunca tenía frió a pesar de que Sabina decía que Eva y Adán no se adaptaban al frió, pobre ingenuo, pobre cantautor, bueno eso es mentira gana mucho con sus discos, discos voladores, ovnis, platillos voladores, platillos de pasta, pasta, pasta de dientes, crema dental le llaman en Colombia, que por cierto le ganó a México cuando jugaron, quién juega conmigo, juega con esto, esto, que esto que lo otro salud, salud en el mundo, salud y hasta el fondo, tocando fondo nací un buen día, hoy es un buen día para empezar y para terminar. YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

miércoles, 14 de octubre de 2009

SEUDO-INTELECTUALES Y ÉLITE CULTURAL EN JUCHITÁN

Hay que decirlo sin importarnos el malestar que cause en unos cuantos o en unos muchos, Es más, escribiré en primera persona, diré que me tiene sin cuidado las peroratas que pretendan justificar que en Juchitán no hay una élite cultural, Quizá nadie lo ha dicho públicamente, pues para eso hay que ser, no solamente congruentes, sino que además lo suficientemente inteligentes para no delatarse inocentemente,
Siempre me he considerado un escritor independiente, y no dudo en serlo, tanto que prescindo de una editorial consolidada, pero agrego a esto que la importancia de la literatura responsable no recae en el hecho de contar con un renombre, que agresivamente entrecomillo, quizá a otros interese mucho esta esterilidad, La verdadera responsabilidad intelectual está en un compromiso social, y no me refiero a los pequeños esfuerzos de parafernalias que justifiquen alguna actividad cultural,
Advierto que compañeros escritores de la ciudad de México me han acusado de ser un provocador, Alejandro Fado es uno de ellos, y tienen toda la razón, no pretendo justificar lo contrario, Soy un provocador y siempre he buscado la reacción hacia mis palabras, más si alguien considera que esto incluye el embate físico, creo que eso sólo demostraría la imbecilidad hacia el instinto más primitivo del hombre, No quiero sugerir nada, sencillamente adjunto la posibilidad del hecho,
Yo no soy Oaxaqueño, mucho menos Juchiteco, Evidentemente no puedo considerar la posibilidad de ser un zapoteca, Yo soy, y lo digo en palabras altas, un nómada que hace de su oficio el arma principal para comprender el pensamiento humano, Advierto que esto no me deslinda de mi historia y mi estirpe, más no puedo estar orgulloso de algo que por sí solo se mantiene digno en su existencia, La historia puede prescindir de mí y de cada uno de ustedes para seguir en su continuo, Quien repare argumentando que no sé nada de historia me tiene sin cuidado, sus necesidades de replica las resolverá disertando y esperando la reciprocidad del aludido,
En Juchitán no sólo hay arte y cultura, si es que son diferentes, Hay asesinatos, robos, maltrato infantil, analfabetismo, prostitución, trata de personas, alcoholismo, También hay violaciones a los derechos humanos y a pequeñas niñas que regresan del mercado tras vender tortillas hechas a mano, Eso también existe, y los seudointelectuales que hoy conforman la élite artística de Juchitán no se atreven a escribir sobre ello, Claro, nada poético resultaría, Algunos pensarán que al arte no le incumbe esas monstruosidades, ¿acaso piensan que a ellos sólo les corresponde lo sublime? Estúpida sería esa idea, cuando la literatura, la pintura, la danza, el teatro, y cualquier arte que me sugieran, en estos momentos de la humanidad deberían dejar de lado los rescates históricos, las muestras de danza, las noches de lectura de poesía, las largas tertulias de disertación, y dedicarse a demandar los acontecimientos que hoy nos envuelven a todos, desde el campesino que trabaja en el campo rentado que antes era suyo, hasta el obrero que sigue siendo explotado en las fábricas transnacionales, Hace mucho tiempo que la verdadera lucha política acabó, ahora toca otra trinchera, es el turno del mundo en estado de putrefacción, de niños trabajando cuando aun no saben ni caminar, del analfabetismo y no saber hablar el español por aferrarse a conservar el zapoteco, Sí, háganlo, pero no con la idea falible de identidad histórica, es necesario cubrirse pero de una verdadera identidad, Que la lengua sea la patria, pero una lengua en la que nos entiendan cuando digamos “tengo hambre”, “necesito trabajo”, "soy prostituta”, “vivo en la calle”, “me han matado a mi hijo y pido justicia”, Quien no comprenda esto es el necio que aun no advierte que el arte ha dejado de ser funcional cuando es concebida como noche de exposición, noche bohemia, ser jurado calificador en un evento de pasarela y queriendo ser redentores de fenómenos inherentes a la historia,
Uno puede notar en los periódicos que en el intento de ser verdaderos comunicadores terminan convirtiéndose en amarillistas con un simple objetivo de venta, Desafortunadamente lo logran, pero es por la falta de inteligencia en los lectores, que están acostumbrados a recibir indicaciones de vida cotidiana: no abraces, no beses, no saludes, no salgas, no visites, no luches, no hagas nada, De qué ciudad estamos hablando, dónde quedan las verdaderas demandas que una sociedad necesita, Vivimos en un país donde la injusticia es el común denominador, vivimos en la época de la influenza, de la maestra dirigente, del SME, de un secretario de educación publica, Pero además, vivimos en el estado más pobre de la república, donde los profesores son juzgados de no asistir a la escuela, se les olvida a los padres de familia que también existe una educación revolucionaria que nos heredaron y que se empolvó hasta que los maestros decidieron revelarse, Además Juchitán es la ciudad más politizada de Oaxaca, evidentemente será el epicentro de muchas inconformidades sociales, Y la élite artística no sabe qué hacer, prefiere seguir sublimando en la parte más recóndita de un cuarto oscuro en su intento catártico, Desde allí la realidad será siempre etérea, y esa, por estas fechas que cursa la humanidad no nos sirve, Eso sí es verdaderamente estéril, Los poemas de amor no sirven de nada cuando se tiene hambre, los rescates históricos no sirven de nada cuando sólo rescatan las injusticias que hoy guardan otro nombre y otra fecha, las manifestaciones culturales no sirven de nada si la empresa es hablarles de un mundo sublime cuando lo que más hay es un mundo que se está destruyendo y con él el hombre, el latinoamericano, el mexicano, el oaxaqueño, el istmeño, y por qué no, el Juchiteco,
Yo soy cantautor, y en cada oportunidad que tengo levanto la voz y le recuerdo a mi auditorio que el amor se hace en la cama pero también en la selva, que un verdadero poema sólo puede emerger después de la tormenta, Pero igual soy psicólogo y estudiante de posgrado en ciencia, y en cada ensayo que escribo afirmo que la existencia humana es una tarea complicada y hasta ahora no he conocido a alguien que haya salido avante, siempre existirá la pobreza, la injusticia y las psicopatologías, Lo más difícil de la vida es quitarle la idea al hombre de que puede ser hermosa, Y también soy escritor, comprometido con su oficio y confiando en su palabra sin temor a equivocarse, Soy mi suma histórica, pero esa es inconsciente e imprescindible,
Espero el momento, desafortunadamente me quedaré esperando, cuando los seudointelectuales de Juchitán tomen postura y aseguren que lo que están diciendo tiene un efecto sobre el pensamiento de la sociedad, si no es así es mejor que se queden callados, ya habrán otros escritores que lo harán, Así funciona el poder, sólo tiene existencia en su ejercicio, de lo contrario sencillamente no es, así mismo funciona las élites y en Juchitán los artistas han conformado una,
Yo tuve que conocer mi ciudad, alguien vino y me contó su historia, tras escucharlo lo vi innecesaria pues nada ha cambiado, seguimos reprimidos, con gobiernos irresponsables que han manipulado la información y que han evidenciado su incapacidad de dirigir a un pueblo inocente y crédulo, Juchitán es una ciudad a la que se llega y lo que más hay son fiestas, celebraciones, despilfarro de capital, presunciones de familias de abolengo, cantinas donde hay asesinados, calles empolvadas, un rio contaminado, igual que su playa, cuerpos de policías con falta de capacitación, corrupción, robo a mano armada, peleas callejeras, extorsionadores viales, accidentes automovilísticos, un periódico dando la noticia del muerto, del mutilado, del robo de bancos, de la mujer golpeada, No hay que ser muy inteligentes para comprender que Juchitán es una ciudad en retroceso, que no avanza en educación, salud, seguridad pública, asistencia social, protección civil, Sencillamente la vida no es poesía, pintura y literatura y rescate de memoria a corto plazo, la vida es una constante lucha por sobrevivir y casi siempre perdemos la batalla, y nuevamente estamos cayendo, hay mucho por hacer, pero somos pocos los que lo estamos haciendo, Que vivan los maestros, que vivan sólo dos poetas, que vivan los provocadores, que vivan para que den muerte literaria a quien no le corresponde el más mínimo reconocimiento,
¿Acaso esperamos a que niños de apenas doce años se conviertan en verdaderos asesinos? En la parte sur de la ciudad, donde yo nací y crecí, es la zona con más atraso en todos los aspectos imaginados, después otras secciones, Pero los vecinos del centro y del norte no se salvan, aquellos se encargarán de robarles, de cerrar tiendas de telas finas, de tomar oficinas, Todos estamos en esto y nadie se va a librar, Uno puede ver pandillas de niños que roban y acribillan, también se pueden observar a jóvenes fumando mariguana, inhalando activo, metiéndose líneas de cocaína, inyectándose en las venas, acuchillando, Y si se pone mayor atención podemos observar a enfermos de cáncer y sida, De todo esto hay en Juchitán y ¿creemos que debemos seguir haciendo poesía, literatura y rescate de memoria? ¿En medio de esta situación que se nos ha salido de la mano la elite artística sigue pensando que lo importante es el casimir en las velas de mayo? Los hospitales atestados de enfermos terminales, no hay medicamentos, los índices de obesidad aumentan, la diabetes se come a la ciudad, no hay trabajo para el que no puede y quiere salir huyendo, más emigrantes hacia los estados unidos porque Juchitán no les ha dado la oportunidad, aumenta el número de indigentes, también aumenta el número de bancos, aumenta el número de enfermos mentales, ¿En medio de todo esto seguimos creyendo que hay que hacer poesía, literatura y rescate de memoria? Es un absurdo, es una incongruencia humana, es una alienación en su máxima expresión, Qué hemos hecho por aquellos que cada mañana despiertan y se percatan que nada hay para llevarse a la boca, qué hemos hecho por aquellos que terminaron enfermos porque alguien escribía un libro, presentaba un disco, leía un poema, pintaba un cuadro, bailaba, y no pudo informarle sobre métodos preventivos,
Quién siga creyendo que esto no está pasando y que a pesar de ello sigue en su parafernalia cultural apoyado por la élite artística de Juchitán es un irresponsable intelectual,

Josué Dante
Ciudad Universitaria, D. F.

sábado, 10 de octubre de 2009

LA PLAYA

La distancia entorpece mis palabras, esto me sucede a pesar de que la he elegido como mi oficio. Sé que comienzas sin comprenderme, pero a éste tu hijo siempre se le complicó expresar lo que verdaderamente sentía, prefiriendo así rodear el océano antes que atreverse a cruzar a nado. Me repiquetean tus consejos cundo estoy a punto de consolidar el peor de mis pecados, la ausencia de tu aliento me recuerda que el castigo lo tendré merecido a pesar de saber que estarás allí para consolarme, es por eso que esta mañana se me ocurrió despertarme muy temprano y mirando hacia la caída del mar me recordé de cuando el colegio y tus brazos eran lo lugares más seguros para acudir, pero me advertías que eso lo hiciera en caso de emergencia existencial. Quién diría que ahora viajaría solo por el mundo y me reencontraría con fragmentos de mi pasado, en cada uno de ellos te encuentro escombrando mis sueños para que no se convirtieran en pesadillas, con mis ojos entreabiertos daba con tu rostro que me construyó la vida. A pesar de ser verdad que el tiempo se ha ido pronto y que tu vejez no te alcanzó para verme hecho todo un caballero, hoy alcanzo la luna de puntillas, siempre con un pie sobre la tierra y con el otro alzando el vuelo. Todavía me acuerdo mamá.
Me gustaría preguntarte por los muchachos del barrio, saber qué ha sido de ellos en todo este tiempo, pero sé que me responderías que no han dejado de ser los mismos vagos de cuando yo rondaba con ellos las ventanas de mozuelas, cantando con la guitarra y huyendo de los padres incomprensibles de nosotros los jóvenes enamorados. Cuántas veces no llegamos a casa y te pedía que nos invitaras a tu mesa para compartirte las alegrías de la jornada que ya había terminado, eran las noches mis mejores momentos y nunca pudiste comprenderlo, hasta hoy sigo con esa manía. En ellas he encontrado las mejores cosas de la vida, no niego que igual los lamentos me han tocado por esas horas, que para ti nunca dejaron de ser las peores, pero aunque no lo quieras creer me he enamorado más de tres veces mientras la luna testifica a mi favor. Mamá, cómo te cuento las estrellas si cuando pretendo volver con mi memoria a mi vieja alcoba sencillamente me arrebata las lagrimas y me pongo el saco del hijo mal agradecido. Creo que la distancia es mi mejor sitio, allí me encuentro conmigo que cada día me gusto más, pero tampoco te atreves a visitarme, de darme la sorpresa de tus huellas sobre la arena de la playa, de decirme que disfrutas de la caída de las olas y del horizonte convexo donde confundes el cielo con el mar. No me ofende, pero te aseguro que sería un buen regalo de cumpleaños, que desde que me encuentro aquí ya no me acuerdo de cuántos tengo, quizá te escribí para que me lo recordaras tú.
No te niego que extraño a la gente, que hay ocasiones en las que me siento solo, más solo que cuando tú y papá discutían por mi culpa. Salgo a caminar mientras amanece y la tristeza me embarga pero no se lleva todo, se le olvidan mis recuerdos y con eso renuevo mis deseos de seguir aquí. Mamá, no soy un cautivo, sencillamente el mundo y el tiempo no son la misma cosa, el viento pasa frente a mi caballa y pareciera que prefiere quedarse una rato más antes de querer partir hacia la ciudad, pero allí estás tú y prefiero que esté contigo, aquí hay de sobra. Pero ahora déjame decirte que tus abrazos son insustituibles, sobre todo cuando las famosas depresiones me invitan a los pasos de Alfonsina, me gustaría llorar reposado en tu pecho, hasta atreverme a decirte que olvidé ir al dentista antes de alzar el vuelo, tus regaños no se harían esperar, pero estos son los tiempos cuando más los extraño. Tus jalones de oreja sólo lograban que yo volviera al camino programado, pero esta insistencia de conocer el mundo me obligó a terminar la carrera cuando antes y dejar colgado en la pared de tu cocina cuatro años de lecturas. No culpes a nadie de esta indisciplina que siempre quisiste conservar, incluso los maestros no fueron responsables, que me lo he buscado solo y ahora que lo he logrado quisiera disfrutarlo más de lo que lo estoy sufriendo. Es tan extraño saberte lejos y a la vez tan cerca de mí, sucede cuando te invoco, llegas sin avisar y te instalas, yo me acurruco y ya no quiero que te regreses a la vieja casa, y de pronto despierto y me sigo negando a regresar, aquí me quedo.
Ahora quiero saber sobre mi padre, de qué va la vida del viejo, sigue frente al televisor y al diario como buen hombre de viejos logros. Dime que lo sigues amando como cuando se conocieron, recuerda que a mis hermanos y a mí siempre nos dijeron que habían librado las batallas más sangrientas para seguir juntos. Pero no importa, les creí cada una de las aventuras y cuando él te cogía la mano para caminar el parque frente a la casa las imágenes poéticas se hacían presentes. Esos eran mis viejos, sólo espero que sigan siendo los mismos sin que alguien pretexte que los tiempos cambian, por qué ellos no deberían hacerlo. Así mismo mis hermano, el pequeño sigue siendo el travieso de siempre, lo estoy imaginando, no quiero asegurarlo, pero apuesto a que no me equivoco. Seguramente la adolescencia ya está haciendo mella en su existencia, compréndelo mamá, las cosas pasan por alguna razón y vale más no pretender explicarlas. Es que después de tantos años sólo se me ocurre que la vida no pasó de largo por nuestra calle, todos nos encargamos de eso, yo escribía en mi diario mientras tú recordabas los guisados de la abuela que ahora eran tan tuyos. Mi querida vieja, si supieras que me hace feliz escribirte, si imaginaras que si algún día vuelvo será para verte sonreír y volver a desaparecer, ojalá comprendas esto último que te acabo de decir. Finalmente allí están todos, escuchando la radio, viendo las comedias, leyendo un libro de marxismo, aborreciendo las malas noticias y cazando las buenas, izando la bandera a media hasta cuando un integrante del clan muere. Creo que sólo puedo decir que sigan así, que yo estaré bien y no estoy mintiendo, mis palabras últimamente mienten menos. Y aunque no lo creas, rezo por ustedes a pesar de que sigo sin hacerlo por mí.
Antes de partir se me olvidó contarte que dejé olvidado algunos amigos de la universidad, seguramente fueron a preguntar por mí y no supiste qué decirles, quizá hasta lamentaron que yo ya no estuviera para las tertulias que organizábamos los viernes después de clases. Lo que quiero decirte es que me traje conmigo una foto donde estábamos tras una mesa de algún café, al fondo alguien cantaba una canción que coreábamos y que no resistíamos más, nos abrazamos. Esa misma noche les di la noticia pero nadie me creyó, hicieron caso omiso y en más de una ocasión se mofaron, pero eran mis amigos y no había dado ningún motivo que se los sugiriera. En fin, no se me ocurrió avisarte que en el buró de mi alcoba guardé una carta para ellos, no sé si diste con él o quizá sí se los entregaste.
Mamá, creo que ha llegado la hora de despedirme, sé que esto no lo hago bien y que una carta a una madre jamás termina siendo lo que se pensó en un principio. Aquí me quedo mamá, no pretendo volver, espero que un día te atrevas a venir, yo te recibiré y seguramente comprenderás por qué me aferro a esta orilla. Soy poeta mamá, las musas tampoco se van de la playa, aquí se guardan y sólo cuando lo consideran necesario parten en su vuelo de emergencia. Más tarde en el tiempo seré lo que parezco, o lo que pienso, o seré lo que allá no podré. La vida es una locura mamá, me lo habías dicho y te hice caso desde un principio, pero es esta la vida que he elegido y a pesar de esa locura me quedo con ella, de todas es la que mejor se acomodó entre mis labios. Lo triste será quizá mandarte una foto y que descubras que no hay nadie más a cientos de kilómetros, sólo mar, agua hasta la vuelta de cerro.
Salúdame a todos los que quedan, si me recuerdan diles que estoy bien, que guardo con recelo sus rostros, que si pueden que me manden fotos de sus casas. Hasta siempre mamá, no olvides que no soy el último de tus hijos y que ahora ya no hay sol y comprenderás que me es imposible seguirte escribiendo.
Te quiero.

La playa

lunes, 5 de octubre de 2009

NO SOMOS ROJOS DE MIERDA, SOMOS ROJOS

Hace mucho que no te escribo, pero es por razones que sé entenderás. No te había contado pero me han aceptado en la maestría. ¿Recuerdas?, cuántas noches no te platicaba sobre los proyectos de mi vida y que incluían seguir los sueños universitarios. Hermano, creo que las cosas comienzan a tomar forma, alguien llamó a mi timbre y me atreví a abrirle. Hoy puedo escribir sobre las cosas más bellas del munco, mis canciones hablan de sonrisas y hacer el amor antes que hacerse el dormido, mis lecturas han dejado de ser las de siempre, adios Cortaza, adiós Marquez, adiós Saramago, me he convertido poco a poco en un tipo más suelto, laxo diría una compañera, que por cierto he de platicarte de ella después, pero por ahora te digo que me siento acompañado por personas que valen tanto la pena como tú. También debo advertirte que soy más grosero, ya sabes que nunca le he tenido miedo a las palabras, sólo que las mentadas de madre las gozo, y no sólo eso, incluso las dedico y les pongo nombre. Ya nos veremos pronto y me escucharás hablar.
¿Sabes?, he llevado a mis amigos a un bar que está en el maldito barrio caro que tú bien conoces, les ha gustado. También sabes que no he sido bueno con los nombres de los garitos, pero en este caso fue perfecto la falata de memoria. Vaya pues, que te quiero hablar del Rojo.
Uno entra y lo primero que se encuentra son las viejas canciones que siguen dando la vuelta a las esquinas de las neuronas que transforman el recuerdo en un tarro de cerveza con crema, con la necesidad de hacer a un lado la espesa espuma que convierte al paladar en el mejor asilo de la cordura. Oscár el filósofo, Salomón el sano, Tarazona la miedosa y yo que soy el perverso, cada uno con un mundo diferente pero que en ese instante confluyen, una botana en el centro de la mesa y un hambre en el estomago, una seriedad que no tiene cabida en un sitio como ese, una locura que es bienvenida y el alcohol que desata el chaleco de fuerza y volvemos a empinar para brindar por un vil pretexto. Tú lo harías, no me queda duda, lo has hecho antes y ahora que tienes la oportunidad de evidenciarlo prefieres olvidarlo. Sí, te hablo a ti que no haces caso o bien te haces el torpe que asegura nunca antes haberse enamorado de una chica de garito antes de dar el último sorbo a la primera ronda.
Te decía, entras y te encuentras con fotografías de películas, con pantallas donde los videos se proyectan, mesas muy bajas, cubos de esponja para que el culo no duela tanto como al momento de caer de un sentón o ser violado por un hijo de puta cabrón. Perdón por la expresión, pero seguramente esto lo estoy escribiendo aún con las consecuencias de una noche de mediocridad y genialidad de Rojo. No somos rojos de mierda, somos rojos, y el que no lo quiera creer que se lleve al oído un coño y dedique su vida al celibato. Creo que mis amigos y yo, a excepción de Salomón el sano, bebemos y bebemos sin cesar. No, no, Tarazona la miedosa no bebe tanto, se basta con la ronda de inauguración y después se dedica a observar cómo el filósofo y el perverso hablan sobre la vida que muere, sobre el amor con corazones viejos, sobre los duelos donde siempre termina perdiendo el malo, o el que reconoció ser el malo.
Tendrías que ir un día, prometo que yo pago las primeras, pero después tendrás que desenfundar, como dice Oscár, y gritar un ¡huelum! por la U, como dice Tarazona, y dejarnos decir malas palabras y criticar a las mujeres que nos abandonaron llevándose con ellas la receta del facultativo, la única forma de poder hacernos de nuestros antidepresivos. Jodidas.
Pero eso no importa, por estas fechas comienzo a recuperar la felicidad, o al menos a creer en ella, que no sé dónde se había ocultado. A mí me parece que yo mismo la guardé, sólo que no recordé en qué sitio.
Pero sigo en el Rojo, te cuento que Salomón es un tipo que duerme mucho, Oscár un tipo que come mucho, Tarazona una chica que a nada dice que no, y yo, un tipo que desconfía de la humanidad, y todos nosotros coincidimos en una sola cosa: el alcohol es la solución a cualquier problema. Pero no te creas, por si pensabas que éramos un grupo de ebrios de maestría estás equivocado, también nos gusta la investigación en exceso, de hecho hemos formado un grupo de disertación, hasta nombre tiene, ¿cómo es que se llama?, ¡ha! sí, entre Oscár y yo le hemos puesto el Chupeirón, algo así como grupo interdisciplinario que le gusta las artes filológicas tanto como las cervezas.
Si te cuento esto no es para enterarte de las cosas que hacemos, es para que un día vayas y como balas dispares unas en honor a quien quieras. Y si has sido abandonado por una mujer la cosa se pondría mejor, tendrías derecho a gritar y maldecir las veces que quieras. Llegar es muy fácil, no hay pierde, frente a nuestra U pasa un bus que te deja a tres casas del Rojo. Y ya no puedo decirte más, si así no das con él es porque eres un hombre jodido que no quiere salir de su claustro moral. Vamos hermano, mis amigos y yo nos pasamos las mañanas de cada lunes, miércoles y viernes en un salón donde el discurso es nuestro desayuno, ¿no crees que nos merecemos beber cerveza para asimilar lo analizado?, no sé tú, pero yo digo que sí y creo que muchos me apoyan. Y si no te entereza entonces ¡llégale carnal!, ¡ponle ruedas!, ¡a la ver gatos que no hay ratones!, ¡emígrele cabrón!, después no digas que no quise pasarmela contigo.
Pero te conozco y sé que ya se te está antojando, seguro mientras lees esto comienzas a babear y no te aguantas las ganas de llamarme al movil y decirme: ¡ya rugiste camaleón, di rana y yo salto! Yo, entonces diré: ¡eso es ser un cabrón de barrio! Te presentaré a mis amigos y verás que te caerán muy bien, y en el peor del caso te caerán encima.
Tú me recuerdes, por los últimos meses no pude ser feliz. Ando en donde la maestría, los temas son muy interesantes, pero también necesitaba de compañía y lo he encontrado con este combo de cabrones que hacen de mis tardes las mejores que jamás había experimentado. Cuenta conmigo como siempre, tarde o temprano la pasaremos juntos otra vez, pero por ahora déjame seguir disfrutando de este instante. Ya vendrán los días cuando necesite hablarte y decirte que me la he partido una vez más, que este corazón no entiende que no hay que enamorarse a primera vista, pero como dijo el poeta, ¿acaso hay otra forma de enamorarse que no sea a primera vista? Incluso creo que yo pude enamorarme a segunda vista, o a tercera, pero me he enamorao.
El Rojo no forma parte de mi vida, para nada, pero sí de esas tardes donde Oscár y yo nos hemos confesado las mejores y las peores cosas de la vida por la que seguimos apostando. Hay una magia en ese sitio, incluso hasta el baño tiene arte, los cubos cubreculos, las mesas, los otros chicos que tienen unos ojos rojos y tanteando la moqueta para resvalar por el exceso de cerveza en el cerebro.
Por cierto, no me vas a creer, en el Rojo descubrí que las mejores camareras del mundo son psicólogas, al menos la que conocí, una colega hermano, no se puede pedir más. Hemos ido repetidas veces, comienzan a identificarnos, al parecer no dejaremos de hacerlo, lo hemos adoptado como el sitio perfecto para continuar las disertaciones de la maestría: es que no sabes qué profundo es lo que hacemos…
Seguro pede escribir algo más serio, pero me siento mareado y ya es de madrugada, casi las dos y no tengo nada de sueño, acompañé a Tarazona a su departamento y tras despedirme en el reten de seguridad me vine a mi jodido rincón que me presta mi hermano. ¡Esa Tarazona!, no se imagina lo que pienso sobre ella, pero ya habrá ocasión.
Vale hermano, creo que es todo lo que puedo decirte por ahora. El Rojo es el Rojo, así que quiero que sepas que Oscár, Salomón, Tarazona y yo no somos rojos de mierda, somos rojos…

Josué Dante
Instituto Politécnico Nacional, D. F.

domingo, 27 de septiembre de 2009

NADIE DIGA LO CONTRARIO


Me gustaría comenzar con una canción que el público se espera, pero de pronto un miedo me embarga y doy por cerrado el recital. Esto pienso cuando estoy en cama con el lector de discos, mi memoria viaja muy lejos, pasa por Chiapas, se estaciona en Juchitán y después pide asilo a la izquierda de Jalapa, sólo más tarde regreso al D. F. y mi apartamento está como siempre, solo y con soledad. No puedo negar que la botella de vino está por terminarse y no me arrepiento de habérmelo bebido, para eso he nacido y por ello he de morir. Los viejos amigo vuelven avisando que buscan posada y hasta ahora nadie se los ha dado, abro mi ventana, que es por donde entran los bienvenidos, por la muerta sólo los hipócritas de la vida cotidiana, yo mismo entro por la puerta… mi reflejo no.
Ayer viajaba hacia Ciudad Universitaria y me recordé de mi vieja guardia, la que se ha perdido y que tristemente sé que no volverá. Mi hermano Valentín y las travesuras en las que ni los profesores nos descubrieron, mi amigo Mario que siguió en ese viejo barco del que el resto nos bajamos, Rafael del que supe se ha casado y vive completamente feliz, trabaja para vivir y vive para ser feliz, no fueron sus palabras pero pude sospecharlo la última vez que lo vi, el viejo Fabián tuvo que irse lejos y no nos quiso esperar, y yo que era un niño que no sabía qué hacer con su vida. Éramos todos y fuimos suficientes para nosotros, para nuestros padres que nunca miraron con atención lo que decíamos en voz muy baja. El espejo boca arriba fue testigo de largas noches, de breves caminos del que quisimos experimentar y que nadie nos avisó que sería peligroso, sólo los sabios de la calle, que nos recomendaron que en caso de omisión de auxilio podríamos recurrir a su esquina. Lo confieso por mí, no por mis viejos amigos, fuimos y nos dijeron que no sería complicado olvidarnos de pasado, por mi parte dio resultado, sólo de principio, después me enteré que había otras alternativas, a algunos se nos hizo muy tarde. Así es esta vida loca.
Tengo muchas ganas de llorar, porque imagino que llorando el pasado puede pasar frente a mi casa y abrirle la ventana. Y es que me gustaría beberme lo que resta de la botella de vino con Valentín, contarle el último gol en Guatemala, o que él me presumiera su última salvada de gol en Guadalajara, o pedirle a Mario que nos describiera la batida que hizo aquí en el D. F. con los viejos Toros Neza. Pero no sucederá, todo ha terminado, las imágenes se quedaron en los salones de la técnica 50, con las pequeñas novias que nos miraban celebrar victorias y nos desnudaban para aligerar las derrotas. Incluso, ellas mismas dónde estarán ahora, a qué se dedicarán, algunas han tenido hijos y otras siguen en la batalla de la tecnocracia que hace que nos olvidemos de la humanidad. Pero muchachos, eran tan bellas que nos gustaba ver cómo en esa adolescencia sus caderas cada vez abarcaban más espacio en el horizonte. Por ellas y por mis amigos quiero levantar la misma bandera que quemé la tarde que cogí el bus que me trajo a la ciudad para ingresar a la universidad. Recuerdo que hacía un viento norte, de esos acostumbrados, mis mejillas se pusieron muy rojas, mis padres querían preguntarme si me sentía bien, yo dije que no pero que tampoco importaba. Sólo los amigos reconocerían mi mirada, seguro dirían Creo que todo ha terminado, nuevas historias experimentaremos y de esto sólo quedarán los viejos recuerdos… que loca es esta vida Dante.
En el D. F. me despertaron las sirenas de las ambulancias, y unos judiciales me llevaron al cerro del Chiquihuite para robarme mis maletas y mi dinero, tampoco importaba, los engañé, la plata lo cargaba en mis zapatos viejos. Pero también allí me acordé de la preparatoria, cuando las jardineras se encargaban de cubrir los besos prolongados. Allí fueron otros muchachos, otras miradas, otros labios, pero servían para mirar hacia a tras y llorar por los gritos agudos de nuestra voz de pubertad. Cada quién se había ido lejos, Valentín en Oaxaca, también Mario, Rafael decidió clausurar todo, Fabián seguía en el mismo sitio, pero lo recordábamos y sabíamos que entre nosotros andaría siempre. Todo había terminado, nada seguiría siendo lo mismo, ya no tendría los mismo hombros, en la prepa los nombres cambiaron, los labios fueron otros, pero Mario ya no besaba a mi novia, ahora era mi tarea conquistarla, no lo logré, más bien un nuevo Mario se encargó de la empresa. E insistentemente había que volver a la secundaria, visitar las instalaciones y verificar si los arboles olían aun a caderas de niñas adolescentes. Ver pasar a las muchachas, a Ariadna, Rubí, Karina, ella fue mi novia. Juntos creamos un nuevo camino de nuestros pensamientos, faltaba sólo ser adultos y descubrir que nada era equivocado, que a esa edad también podíamos amar, que el amor a primera vista sí existía, que los besos no eran de niños más bien eran de labios pegados.
Ha, mi primer beso, mi primer abrazo, mi primer te quiero, mi primer amor, mi primera vida ha terminado… Hasta nunca camaradas.

Josué Dante
Moctezuma, D. F.

jueves, 17 de septiembre de 2009

LUCIA


Te recuerdo en aquellos días que rondabas los aparadores de la calle de la moda, distraída, tratando de probarte con los ojos aquel vestido que siempre quisiste comprarte, pero que nunca te alcanzaba porque no tenías el trabajo de tus sueños. Mira que soñabas mucho por aquellos días, los mismos en que el invierno se disfrazaba de un sol con su dilema de asomarse o seguirse ocultando. También recuerdo que disfrutabas de caerte con la risa que te provocaba la inocencia con la que cruzaba las calles, vaya, que te quiero decir que ahora espero el disco en verde, casi siempre. Cuando lo dudo por un momento es cuando más te traigo a mi memoria. Digamos que te ocupo como mi héroe que desaparece cuando todo ya está en calma. Es verdad que nunca te comprendí, pero debes reconocer que no eres fácil de entender: tus secretos, tus charlas, el café, las amigas y los buenos modales que olvidamos en el sofá que te regaló tu psicoanalista. Reconozco que desde la sala de espera trataba de escuchar esos murmullos que lograban colarse por los poros distraídos del concreto del consultorio, y es que nunca me contabas ni la mínima palabra, sólo la arenga de guardar un secreto que quizá nadie quería saber, sólo yo. Lucía, mi queridísima Lucía, siempre quise acompañarte a esos lugares extraños que solías visitar en los momentos más tristes de tu vida. Créeme que disfrutaba los aparadores y esas tiendas perfumadas, esos olores no puedo olvidarlos, hoy los percibo cuando vuelvo a pasar por esas calles. ¿Recuerdas que te decía que te parecías a los maniquís que un día estaban completamente vestidas y al siguiente mostrando su desnudez perfecta? Sí, siempre quisiste ser una de ellas, pero yo nunca te lo permití, cuando lo ibas a intentar antes te abrazaba y te plantaba un beso, descubrí que eso te hacía volver a la cordura y me empujabas. Sí, me empujabas y creo que lo disfrutaba hasta que te dignaste a darme el primeo, también fue el último. No me arrepiento de todas esas cosas que te dije, pero me hubiera gustado haberte dicho tantas otras antes de que abordaras el avión, tu locura te convenció de partir y buscar lo que siempre llamaste tu felicidad. Pero en qué estabas pensando cuando me confesaste que siempre estuviste enamorada de mí. No previste el dolor que nos dejaste a mi memoria y a mis costumbres de ser solitario en las noches de alcoba. Pero quiero dejar claro que no te acuso, pues con eso me otorgaste el derecho de existir a mi medida, de vivir la vida que olvidé en las páginas de los pequeños libros que leías en el balcón del edifico que daba justo en frente de esa tienda, en la que mirabas con ojos tristes, casi llorosos, a las ostentosas señoras copetonas que entraban con las manos vacías y salían con las bolsas llenas de trapos inservibles que sólo ocultaban una belleza, que dudo tuvieran tanto como tú. Eras hermosa, todos en la calle decían lo mismo, y no me encelaba, más bien yo decía que esa era la manera de comprobar mi teoría amorosa hacía ti. Lucía, también yo terminé enamorado, igual no lo dije por miedo a que no fuera absolutamente correspondido. Pero las cartas guardan los mejores secretos, así que puedo decir que nunca quise hacerte llorar, pero la insoportable manera en la que me mirabas me obligaba decirte que te olvidaras de los sueños de vuelo y por fin aterrizaras en la habitación en mora que teníamos. Resultaba lo más justo desde mi lado de la cama, pues descubrir que te habías enamorado, por fin, después de estar casada conmigo cerca de dos años, era algo lindo. Sí, lindo, cómo nombrabas a las hojas de otoño que se trituraban bajo tus zapatos azules que tanto cuidabas y que yo un día por descuido olvidé recoger de los remiendo que le encargaste al zapatero. Ellos te enamoraban en un instante y los acompañabas sin la más mínima duda, esos eran los momentos en que comencé a odiarte, pero sólo un poco, lo suficiente para ayudarte con tus maletas en el aeropuerto y que abordaras lo más rápido posible, no fuera que perdieras el vuelo, que siempre era lo que deseabas: volar, volar y seguir volando, aunque fuera necesario pedir prestadas las alas de algún extraño. Nunca tuviste vergüenza en pedir y no devolver lo que no fuera tuyo, eso importaba poco, muy poco, nunca dejé de consentirte tus irresponsables modales. Al final fueron los que te permitieron correr a la orilla del mar y que las olas te fueran mojando los dedos. Entonces ninguno de los dos se equivocó mi querida Lucía, si alguien nos acusa seremos los primeros en defendernos, es verdad que ya no estarás conmigo pero seguiremos de alguna manera conectados. La distancia se convertirá en el pretexto más justificado para escribir lo que me callé durante los últimos años.
Casco de Santo Tomas, D. F.
Josué Dante

sábado, 12 de septiembre de 2009

¡SI TE QUIERO ES PORQUE ERES REVOLUCIÓN!


Es sardónico pero quería decirte que urge retomar el movimiento, es necesario volver la vista atrás y creer que lo que se logró no se ha venido abajo, que la dignidad recobrada sigue en pie. Me dirás que así ha sido, que no pasa nada, y yo te creería. Pero entonces dime qué es lo que está ocurriendo, dónde se quedaron los sueños, cuándo se perdieron, o qué es lo que debemos de soñar. Le he dicho a los chicos que el peor error del ser humano es renunciar a un sueño, pero a qué renunciar, a quién aferrarse si no hay un poco de valor por la libertad, por el pensamiento, por la crítica que puede ser asesina.
Cuando fui estudiante en el CICS había algo que hoy no he podido ver, los libros bajo el brazo era la característica revolucionaria, el asesinato hacia la ignorancia era un común denominador de cada mañana, tomar por asalto lo que nos merecemos, la lealtad, la convicción de una mejor comunidad estudiantil, la responsabilidad de cada uno de nuestros actos y saber que el conocimiento es un compromiso que no debemos olvidar, que utilizar la información es la principal actividad de los estudiantes, que pensar más allá de lo que callan las sirenas es la diversión del luchador. Yo me acuerdo que nada era perfecto, sigue sin serlo, pero desaparecieron las reuniones, se olvidaron de los pasillos donde se planeaban asambleas, donde se criticaba al profesor entarimado con su estéril conocimiento del deber ser. No me da tristeza, esto tenía que pasar, y la esperanza está en la voz del estudiante, pero lamentablemente no soy nadie para responsabilizarlo, yo los vi crecer, me acuerdo de compañeros que gritábamos las mismas consignas en cada marcha, cada dos de octubre, que gracias a alguien no se me ha olvidado, me acuerdo de ti y de Ismael, de Carlos y Alberto, de Pedro y Lourdes, de todos ellos que jamás bajaron la guardia y asumían la consecuencia de sus actos. Hoy son otros tiempos, o tal vez deba decir ‘hoy ya es el tiempo de cambiar’, de seguir lo que antes era, de transformar la realidad y evitar que las mentiras se disfracen de verdades.
Visito las instalaciones y no puedo dejar de admirar cómo los espacios son mejores, las oportunidades son mayores porque los estudiantes se las han ganado. Pero de pronto algo sucede, no sé qué es, pero sucede algo que nadie ha percibido, no se percatan, no lo asocian. Cómo decirles que no se alejen, aquellos compañeros, los de previas generaciones, visiten su antigua escuela, reconózcanla y reconózcanse en ella, vean que poco a poco busca crecer, busca ser alguien, lo ha hecho y lo seguirá haciendo. Cada quien ha tenido su oportunidad, llegaran otros y tendrán la responsabilidad de que la comunidad crezca, las tres carreras lucharán en conjunto, porque es la única manera de llegar alto, de llegar lejos, de llegar a algún lugar. Allí nos veremos y nos estaremos abrazando, nos contaremos los secretos y recordaremos lo que se ha padecido para llegar hasta allí.
Y a ti te quiero decir que admiro la valentía que mostraste mientras pudiste, pero a guisa de reclamo, por qué no, lamento que no siguiera así, que pareciera que el olvido sembró raíz en tu memoria. No lo creo, no me hagas caso, pero me daría miedo que así fuera. No es que esté desesperado, sólo me imagino tu brazo levantado y tus palabras resaltando sobre las paredes de tu escuela, de mi escuela, de la escuela de todos, del pueblo. Cómo hacerle para volver al camino del sur sin que nos digan que hemos fracasado en el intento. Sé que me comprendes porque eres al igual que yo: luchador incansable, porque al igual que yo, las causas justas son tu motivación diaria.
Hasta hoy hemos estado todos en esto, algunos ya se fueron, otros coquetean con volver, algunos más sencillamente creen que su formación académica ha terminado. Que las palabras vuelvan, que no se las lleve el viento, que no te digan mentiras sin acompañarla con un buen vino, muy amargo, al final lo amargo se convierte en lo mejor. La batalla no ha terminado, nadie ha perdido la guerra, esto no es una guerra, pero alguien tendrá que ganar… Seremos nosotros, confía en mí.
Juventud en el mundo, éste coro fecundo surge de la canción que cantaban los comunistas, pero el mundo es ancho y nos regalaron una parte de ella, y será en esa parte donde haremos un nuevo espacio, donde nadie nos diga lo que debemos hacer, donde mis labios griten fuerte un nombre que retumbe sobre el viento cortado: que viva el ‘che’, que viva Allende, que muera la traición y la deslealtad. Pero ellos ya se fueron, eso es lo que quiero decirte, ahora estamos nosotros, la escuela no está lejos, véanla, ¡carajo!, no se moverá, espera por nosotros y también grita porque la contemplemos. Me dirán que el tiempo romántico ya ha pasado, que hoy urge progresar, de qué progreso me hablan, o será que nos falta valor para mirar cómo el pasado se pierde y no hacemos nada para mantenerla.
Al menos yo, en mi espacio de sueño, sigo esperando ese día en que todo vuelva, que no se vaya más la esperanza, darle existencia a mis sueños, que no desaparezcan. Me he enamorado de mis convicciones, lo he aprendido de mi padre, de mi madre, de la abuela, de mi pasado, del campesino, de la humanidad, de ti que eres mi hermano de lucha y que por nada permitiría que te pasara algo. Lo digo sin miedo, si en estos momentos me aseguraran que mi vida vale la liberta, la dignidad y el progreso de mi escuela, juro que la daría, yo mismo me la quitaría. Pero no es el caso, no es por allí el plan, sé que opinas lo mismo, sé tantas cosas de ti que no me puedes mentir. Pero qué sucedería si juntamos nuestras almas y vamos por el mismo objetivo, qué sucedería si gritamos la misma consigna una vez más, sólo una vez más, a ver qué es lo que pasaría, temblaría la tierra, lo puedo asegurar.
Nuestros pasos siguen el mismo camino, ven a la distancia el cuadro que pintaron con su sangre, porque creyeron en lo que hacían y quizá sea justo lo que nos pasa por estas fechas. Por un solo instante voltear la vista hacia atrás, recordar lo que fuimos o por lo menos imaginar aquello que nunca nos dejaron ser.
Te quiero, y te quiero porque has visto la desigualdad, lo indigno que puede ser estar en un lugar que nos ganamos y que nadie nos ha regalado. Te quiero porque escuchas mi palabra, porque retroalimentas mis motivos, te quiero de verdad, como se quiere al guerrillero que lucha al lado de su hermano. Te quiero porque eres revolución.

Josué Dante
Casco de Santo Tomás, D. F.

RESPONSABILIDAD INTELECTUAL EN JUCHITÁN


Sobre Juchitán he escrito muy poco y en las últimas fechas procuro comprender los motivos inconscientes que pudieran estar inmiscuidos en este asunto, y lo medito debido a que soy un escritor comprometido con todo lo que considero importante, mucho más sabiendo que soy oriundo de esta ciudad que carga con una historia que muchas veces es imposible de rechazar y en el primer intento sucede que nos parecemos más a lo que negamos. Llegué a una conclusión muy curiosa y puede ser juzgada de evasiva: ¿qué puedo escribir cuando todo ya ha sido dicho en las plazas, entre los vecinos, el mercado y las historias que contaron los abuelos?
Aun así siempre hay algo que señalar, quizá resulté complicado de explicar pero lo voy a intentar, cuando uno tiene el oficio de ser escritor comprende que la realidad no puede seguir siendo la misma, que es necesaria una nueva perspectiva donde más de dos pensamientos se albergarán. Recientemente escuché una conferencia de Irma Pineda, indudablemente una de las poetas más prolíficas del estado de Oaxaca, y en su disertación dijo que la única manera de recuperar la lengua madre es hablándola, descifrándola y reconociéndose en ella, porque una persona que habla el español y el zapoteco son dos personas, dos almas, dos pensamientos –espero haber logrado capturar la idea de la maestra, de lo contrario anticipo mis disculpas–, consecuentemente y creyendo en las palabras de la poeta, la tarea es que uno se reconozca en Juchitán, que se redefina constantemente con su historia y todo lo que inherentemente conlleva el ser de la tierra zapoteca.
El imaginario psicológico del Juchiteco es rico en costumbres, tradiciones, recuerdos y anécdotas; es decir, de historia. Siempre está intentando parecerse cada día a lo que él cree que es, lejos de pretender imitar los estereotipos que se presentan a través de los medio de invasión. Desafortunadamente no siempre logra esta tarea y se ve derrotado ante la influencia, ahora podemos ver a adolescentes y jóvenes que al parecer forman parte de una generación desconocida, pero muy justificada; resulta imposible no sucumbir ante el bombardeo constante de la información visual. Pero están ellos, los artistas, los escritores, lo promotores culturales, los que diariamente luchan por recuperar algo que yo opino sobreviviría por sí sola, sin necesidad de sujetar su estancia en la actualidad. Pero el artista Juchiteco tiene miedo de perder su entorno natural, así que busca mantenerla como antes era, como alguien alguna vez narró que fue. Los medios culturales logran su fin cuando por la radio se escucha un zapoteco cantarín con una programación de música regional y alegorías sobre los sabores que el Istmo tiene como riqueza, cultural le llaman ellos y yo les doy toda la razón; las revistas que publican poemas en lengua originaria y que además promocionan, hasta sus posibilidades, la importancia del rescate de la historia. Cada uno de estos comportamientos son los que forman la personalidad, la riqueza de rasgos psíquicos de los que jamás se podrá separar.
La cultura es una formadora de la personalidad, y ésta jamás tendrá una transformación drástica en el desarrollo personal, por tanto, el Juchiteco con el paso de su desarrollo histórico jamás dejará de serlo, su psicologismos será siempre la de una persona del sur de México y con todas las características, en forma notable o en remanencias, de lo que sus antepasados fueron. Pero eso sí, y en esto hay que poner atención, las culturas evolucionan, confío en que la historia de igual modo, entonces la línea de vida histórica de Juchitán y sus habitantes también evolucionarán, llegando así a una nueva síntesis, a un nuevo presente que será la continuidad natural del tiempo.
Y éste es justamente mi compromiso como escritor, el de concientizar la realidad psicológica que los individuos viven, de un presente que de pronto pareciera muy efímero y que tenemos muy pocas oportunidades de modificarla. Juchitán tiene por tarea sobrevivir a lo que en el mundo se llama globalización, pero su lucha no es la de evitarla, sino el de adaptarse cuando le llegue el turno de integrarse a ella, y eso comienza a suceder. Pero advierto que esto no es grave, pero sí inevitable, y de algo estoy seguro, no habrá un solo proyecto cultural de recuperación que pueda evadirlo, además no creo que el propósito sea éste. Pero lo que sí es necesario y no puede soslayarse es que el compromiso de todos aquellos intelectuales que utilizan la literatura como herramienta de trabajo, tienen como obligación escribir y trascender a su propia historia, de olvidarse de que los poemas sólo sirven para enamorar a la damisela zapoteca, pues es una de las principales mentiras, la poesía es una de las armas revolucionarias más importantes que existen y a través de ella se puede crear a una generación entera de pensadores que confíen, ya no sólo en su historia como zapotecas, sino en su futuro como seres humanos provenientes de una cultura que servirá para siempre de bastión en cada uno de sus sueños.
El Dr. Hans Oleg, un gran psicoanalista mexicano, dijo que una de las condiciones más importantes para alcanzar todos los objetivos en la vida es haberlos soñado antes. Tesis a la que me adhiero indudablemente, mi sueño es que un día Juchitán se convierta en una ciudad de libres pensadores, de seres universales que no podrán olvidar su pasado debido a que estará en cada gente, en cada mercado, en cada plaza y en cada historia que cuenten los abuelos.
Uno jamás será presente, siempre será pasado.

Josué Dante Velázquez Aquino
Juchitán, Oaxaca